La prevalencia del hígado graso no alcohólico está aumentando en todo el mundo, siendo considerada actualmente como la mayor causa de enfermedad hepática crónica. Los principales factores de riesgo para su desarrollo y progresión son la diabetes tipo 2, niveles altos de triglicéridos o colesterol y el sobrepeso/obesidad. También se ha comprobado que, independientemente del peso del individuo, la inactividad física favorece la aparición de hígado graso. Además, la falta de ejercicio físico se relaciona con la severidad del daño hepático. Por esto, hacer deporte es muy importante para prevenir o mejorar la enfermedad de hígado graso.
¿Qué tipo de deporte es el más adecuado?
Numerosos estudios han comparado en pacientes con hígado graso, los efectos que produce la realización de ejercicio aeróbico (caminar a buen ritmo, bailar, ciclismo,.) frente al deporte anaeróbico (levantamiento de pesas, abdominales, sentadillas,..), encontrando que con ambos se reduce significativamente el acúmulo de la grasa en el hígado. Además, esta mejoría es independiente de la pérdida de peso.
¿Cuál debe ser la intensidad del ejercicio y durante cuánto tiempo?
No está claro cuál es la intensidad óptima del ejercicio ya que se ha comprobado que incluso el ejercicio a intensidad baja, induce la disminución de la grasa en el hígado. Lo primordial es el tiempo que se dedica para realizar la actividad, que debe ser entre 150-200 minutos a la semana.
Recomendaciones
En nuestra clínica, recomendamos a los pacientes que, teniendo en cuenta sus gustos y posibilidades, realicen algún tipo de ejercicio físico (aeróbico, anaeróbico o una combinación de ambos) como mínimo 3 horas por semana. El objetivo es un cambio en los hábitos de vida para convertir el deporte en un acto cotidiano (al menos 30 minutos todos los días).
