Curcumina: suplemento alimenticio para el hígado graso

1 marzo, 2025

Estudios recientes indican que la curcumina para el hígado graso mejora la función hepática, reduce la inflamación y disminuye la fibrosis. Aunque los resultados son prometedores, se requieren más investigaciones para confirmar su eficacia en tratamientos a largo plazo.

El hígado graso, una enfermedad que afecta al 20-30% de la población mundial, puede progresar en algunos casos a cirrosis y a cáncer de hígado si no se trata. También se relaciona con otras patologías como enfermedades cardiovasculares (ictus, infarto de miocardio), cáncer de colon o enfermedad renal crónica.

El tratamiento del hígado graso consiste en un cambio de los hábitos de vida (dieta, ejercicio, etc.) porque aunque se están investigando varios fármacos, aún no existe un tratamiento específico. En este sentido, en diversos trabajos se han estudiado los beneficios de la curcumina (derivada de la planta cúrcuma) en 2.096 pacientes con hígado graso. Sin embargo, en estos trabajos las dosis que se han utilizado son muy diferentes (de 50 a 3.000 mg diarios) y el tiempo de tratamiento relativamente corto (de 8 a 12 semanas).

En la revista Hepatology se ha publicado un estudio controlado doble-ciego con 52 pacientes con esteatohepatitis (hígado graso con inflamación y destrucción de las células hepáticas) para conocer la seguridad y eficacia del tratamiento con curcumina. Veintiséis pacientes tomaron 1.000 mg de curcumina 2 veces al día (dosis total 2.000 mg diarios) durante 72 semanas y los otros 26 pacientes recibieron placebo. A todos los pacientes se les realizó una biopsia hepática al inicio del tratamiento y otra biopsia al finalizar.

Comprobaron que en el grupo tratado con curcumina se produjo una disminución importante en las enzimas hepáticas (TGP, GGTP) mientras que esto no ocurrió en el grupo placebo. También, en los pacientes tratados con curcumina, disminuyeron los triglicéridos y el colesterol LDL (“colesterol malo”) y aumentó el colesterol HDL (“bueno”), lo que conlleva un efecto cardiovascular favorable. Esto no se observó en los pacientes que recibieron placebo.

Con respecto a las biopsias hepáticas, se comprobó que en el 62% de los pacientes tratados con curcumina se produjo una resolución del hígado graso frente al 12% de los casos tratados con placebo. Además, en el 50% de los pacientes que recibieron curcumina disminuyó la fibrosis (mejora en la biopsia hepática)  frente al 8% del grupo placebo. Incluso en 1 paciente que tomó cucrcumina desapareció la cirrosis hepátcia. Por último, aparecieron efectos secundarios leves en el 12% de pacientes del grupo de curcumina frente al 19% del grupo del placebo.

En resumen, el equipo del Dr. Carreño piensa que la curcumina puede ser un complemento eficaz para el tratamiento del hígado graso con buena tolerancia, aunque hay que realizar ensayos con más pacientes.

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