Se han publicado casos aislados de inflamación del hígado o enfermedad hepática después de la administración de la vacuna frente a la COVID-19. En estos casos el tipo de inflamación del hígado que se observa es similar a la hepatitis autoinmune (las propias defensas de la persona atacan al hígado). Sin embargo, no se habían hecho estudios amplios para verificar si realmente la vacuna puede hacer daño al hígado.
En este sentido, la revista Journal of Hepatology ha publicado un trabajo en el que se incluyeron 470.274 personas que tenían un hígado sano antes de recibir la primera dosis de la vacuna frente a la COVID (se utilizaron vacunas ARN y de adenovirus). Como grupo control se estudiaron 21.784 personas que no tenían enfermedad hepática y que recibieron la vacuna antigripal.
Comprobaron que entre los 470.274 individuos que recibieron la vacuna frente a la COVID, 177 (0,038%) desarrollaron enfermedad en el hígado. No se encontraron diferencias entre la frecuencia de daño hepático inducido por las vacunas ARN o adenovirus (0,038% vs 0,024%). En el grupo control vacunado con la gripe la frecuencia de aparición de daño hepático fue mayor (0,069%).
¿Aparece en la primera, segunda o tercera dosis?
La lesión hepática apareció después de la primera dosis de la vacuna frente a la COVID en el 14% de los casos y tras la segunda en el 86% restante. El tiempo que transcurría después de recibir la primera dosis y el desarrollo de enfermedad del hígado era de 29 días y de 45 días tras la segunda dosis.
En resumen, las vacunas frente a la COVID-19 son seguras ya que el riesgo de desarrollo de enfermedad hepática tras su administración no es significativo, e incluso en este estudio se ha observado que es menor que con la vacuna de la gripe.