Por estudios recientes se estima que hasta el 39% de la población adulta mundial tiene hígado graso. Las personas con hígado graso tienen mayor riesgo de presentar otras enfermedades importantes (cardiovasculares, metabólicas, etc.), con un peor pronóstico.
En la revista Hepatology International se ha publicado recientemente una revisión enfocada al tratamiento integral del hígado graso durante las 24 horas del día, incluyendo dieta, ejercicio, sedentarismo, abuso de sustancias (alcohol, tabaco, etc.) y sueño. Se ha comprobado que mejorar la calidad de la dieta, aumentar la actividad física, disminuir o abstenerse de beber alcohol, dejar de fumar y dormir lo suficiente, tiene beneficios a nivel hepático y extrahepático y mejora la salud y el bienestar general. Estos cambios contribuyen a disminuir el cansancio, aumentar la energía (física y mental) y a mejorar los síntomas gastrointestinales. Así se sabe que las personas con hígado graso y sobrepeso deben perder entre un 5-10% de su peso para mejorar o curar el hígado graso. También, en los pacientes con hígado graso sin sobrepeso (índice de masa corporal menor de 25 kg/m2), una pérdida de peso del 3-5% conlleva una cura del hígado graso en el 50% de los casos con mejoría en la salud cardiometabólica.
Consejos en la dieta, deporte y la calidad del sueño
En relación a la alimentación, además de las diversas dietas y procedimientos para adelgazar comentados en anteriores entradas del blog, es importante tener en cuenta que las personas con una alta ingesta de sal tienen un 64% de probabilidad de padecer hígado graso.
En cuanto a la actividad física, para evitar la aparición de hígado graso, hay que realizar entre 2,5 a 4-5 horas a la semana de ejercicio físico (bicicleta, gimnasio, etc.) o caminar entre 8.000-10.000 pasos diarios. Hay que comentar que las personas que pasan más de 7 horas al día sentadas tienen un 34% más de probabilidad de sufrir hígado graso que las que lo hacen menos de 4 horas. Por esto, es importante que las personas con un trabajo muy sedentario hagan ejercicio físico y si es posible que vayan andando o en transporte público a trabajar, suban y bajen escaleras, etc.
Por último, las personas que duermen menos de 5-6 horas diarias tienen un 14% más de riesgo de tener hígado graso, por lo que se recomienda dormir entre 7-8 horas y reducir el tiempo de siesta a un máximo de 30 minutos.
En resumen, todos estos conceptos son muy importantes para reforzar el tratamiento del hígado graso y el Dr. Carreño y su equipo se esfuerzan en explicarlos y trasmitirlos a los pacientes para que cambien sus hábitos de vida.