En los últimos años se está comprobando que tenemos una inadecuada duración del sueño y esta tendencia se observa a nivel mundial. Veremos cómo influye la calidad del sueño y el riesgo de padecer hígado graso. Hay varias causas que podrían explicar este hecho: horarios prolongados y los turnos de trabajo, la presión laboral, el aumento de actividades de ocio y también últimamente la preocupación por la pandemia de la Covid-19 o por las consecuencias de las guerras.
Tanto la duración del sueño como la calidad del mismo se consideran factores importantes en relación con la salud. La corta duración del sueño tiene efectos negativos en la función endocrina y en los sistemas metabólico e inmunológico. Además se ha demostrado que la inadecuada duración del sueño se relaciona con la mortalidad, infarto de miocardio, infecciones, obesidad, diabetes, hipertensión arterial y asma.
Dada la importancia del sueño en la salud general, se han realizado estudios que han relacionado la escasa duración del sueño con la aparición de hígado graso. Estos trabajos han sido analizados mediante un meta-análisis que se ha publicado en la revista Sleep and Breathing.
Aumento del riesgo de hígado graso
En el meta-análisis se han revisado un total de 15 estudios con 26.554 participantes. Se comprueba que existe una importante relación entre la escasa duración del sueño (en adultos menos de 7-8 horas) y un aumento del riesgo de desarrollar hígado graso. En Estados Unidos, entre el 35-40% de la población tiene una duración inadecuada del sueño.
Los mecanismos por los que la inadecuada duración del sueño incrementa el riesgo de aparición de hígado graso no están totalmente definidos y hay varias explicaciones. Así, la duración inadecuada del sueño activa ciertas vías en el cerebro que resultan en una consumición excesiva de alimentos, lo que produce obesidad. Por otra parte, el sueño escaso puede inducir la producción de varias sustancias proinflamatorias (factor de necrosis tumoral alfa, interleukina-6) que producen una acumulación de grasas en el hígado, inflamación y destrucción.
Finalmente, la inadecuada duración del sueño y su calidad también puede ocasionar una disminución de la flora intestinal, induciendo la aparición de productos metabólicos que aumentan la susceptibilidad de desarrollo de hígado graso.
En nuestra Fundación, el Dr. Carreño y su equipo tienen en cuenta todos los factores que influyen en el desarrollo de hígado graso, incluyendo la duración y calidad del descanso del paciente.