El hígado graso es una enfermedad muy frecuente a nivel mundial (afecta al 25-30% de la población) y puede tener repercusiones importantes en el hígado, como el desarrollo de cirrosis y de cáncer, y en otros órganos (accidentes cardiovasculares, etc.). Actualmente no existe ningún fármaco específico para curar la enfermedad y por ello se están realizando numerosos ensayos clínicos con diferentes agentes.
Recientemente se han publicado en la revista New England Journal of Medicine dos estudios sobre la administración de dos nuevos fármacos a pacientes con hígado graso. En uno de ellos se ha utilizado Survodutida, que es un agonista dual dirigido a los receptores del glucagón y del péptido-1 similar al glucagón (con potencial de aumentar el gasto energético y de reducir el apetito). Se incluyeron 243 pacientes que fueron tratados con una inyección subcutánea una vez por semana de Survodutida a dosis de 2,4, 4,8, o 6 mg o placebo durante 48 semanas.
Se comprobó que el 47% de los pacientes tratados con 2,4 mg de Survodutida, el 62% de los que recibieron 4,8 mg y el 43% de los de 6 mg presentaron una mejoría en el hígado frente al 14% de los que recibieron placebo. También se produjo una disminución de la fibrosis (que indica la progresión de la enfermedad) en el 34% (2.4 mg), 36% (4,8 mg), 39% (6 mg) y solamente en el 22% de los tratados con placebo.
Uso de Tirzepatida para el tratamiento del hígado graso
En el otro estudio utilizaron un fármaco similar, Tirzepatida (agonista dual del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa y de receptores del péptido-1 similar al glucagón), que provoca la secreción de insulina y reduce el apetito. Se incluyeron 140 pacientes con hígado graso que trataron semanalmente con una inyección subcutánea de Tirzepatida (5, 10 o 15 mg) o con placebo durante 52 semanas. Se comprobó que en los pacientes que recibieron el fármaco se producía una mejoría del hígado graso en el 44% (5 mg), 56% (10 mg) y 62% (15 mg) frente al 10% de los de placebo, con una mejoría de la fibrosis en el 55%, 51%, 51% y 30%, respectivamente. Los efectos secundarios de ambos fármacos fueron leves e incluían náuseas, diarrea y vómitos.
Con estos dos fármacos se han obtenido resultados muy significativos en el tratamiento del hígado graso. Hay que hacer más estudios con un mayor número de pacientes y en la opinión del Dr. Carreño y de los médicos de la Fundación, probablemente estos fármacos no estarán disponibles como tratamiento del hígado graso hasta al menos 2026.