El hígado graso no alcohólico es una enfermedad extendida por todo el mundo y que afecta al 25-30% de la población. Las causas más frecuentes que originan el hígado graso son: exceso de peso corporal, aumento de los niveles de glucosa, de colesterol, de triglicéridos y el sedentarismo. Sin embargo recientemente también se ha asociado la aparición de hígado graso con la exposición a algunos metales pesados.
Metales presentes en el tabaco
En varios estudios, en los que se han incluido a 2.846 pacientes, se ha comprobado que existe, especialmente en varones, una asociación entre la exposición al níquel y el hígado graso. Esta exposición al níquel se produce a través de la inhalación de partículas de polvo o por contacto a través de la piel. Se encuentran niveles bajos de níquel en el aire, agua y en algunos alimentos siendo más elevados en cigarrillos y en el humo del tabaco. Aparte de las personas fumadoras, se considera que los trabajadores de la industria de la alimentación, de empresas de limpieza de hogar y de metalúrgicas tienen una mayor probabilidad de exposición al níquel.
Cadmio, hierro y plomo como elementos nocivos
Otro metal que se ha asociado al desarrollo de hígado graso es el cadmio, como se ha descrito en dos estudios con 15.886 personas. La forma de exposición al cadmio es similar al níquel, siendo los soldadores de coches la profesión con mayor riesgo de exposición a este metal.
También se ha observado, en otro estudio con 5.445 personas, una asociación entre el hierro y el hígado graso y de nuevo especialmente en varones. Esto posiblemente se explique por la pérdida de sangre que se produce en las mujeres en la menstruación, con la consecuente disminución del hierro. El hierro se encuentra en cantidades notables en muchos tipos de alimentos como las almejas, berberechos, lentejas, huevos, etc.
La exposición al plomo se asocia también al hígado graso, particularmente en mujeres. El plomo está presente en tuberías, platos o vasos, alimentos y en cigarrillos. Las personas con mayor riesgo profesional de exposición al plomo son las que trabajan en la construcción, mecánicos de coches y las que fabrican baterías de autos.
El cobre, ¿posible aliado?
Por el contrario, el cobre parece tener un efecto protector frente al hígado graso en varones pero no en mujeres como se comprobó en un estudio con 101.510 personas. No se conoce el porqué de la disparidad entre la asociación de la exposición al cobre y el desarrollo de hígado graso en hombres y mujeres, pero podría deberse a la diferencia hormonal. Entre los alimentos ricos en cobre se encuentran los mariscos, legumbres, nueces, almendras y vísceras (hígado y riñón).
En resumen, existe una asociación entre la exposición a metales pesados (como el níquel, cadmio, hierro o plomo) y el desarrollo de hígado graso, aunque niveles altos de cobre parecen tener un efecto protector en varones.
En la Fundación, el equipo del Dr. Carreño recomienda a los pacientes con hígado graso restringir la ingesta de alimentos ricos en metales pesados para reducir la exposición a los mismos.