En la revista Medicine & Science in Sports & Exercise se ha publicado un trabajo donde se analiza el papel que juega la actividad física en el riesgo del desarrollo de cáncer y en aquellos pacientes que lo superan, su relación con la supervivencia.
La actividad física influye en los procesos celulares, en el crecimiento del tumor y también reduce la proliferación celular. En estudios en animales de experimentación se ha demostrado que se produce una reducción sustancial del crecimiento tumoral en respuesta al ejercicio físico (algunos estudios muestran una reducción entre el 31 y el 67%). Además, dado que la obesidad se asocia con un mayor riesgo de desarrollar al menos 13 tipos de cáncer, la realización de actividad física puede ser de gran utilidad para reducir ese riesgo.
Disminuye la probabilidad de padecer cáncer
Hay importantes evidencias que demuestran que la actividad física disminuye la probabilidad de desarrollar al menos 7 tipos de cáncer: colon, mama, riñón, útero, vejiga, estómago y esófago. También se ha comprobado que el ejercicio físico disminuye en un 27% el riesgo de padecer cáncer de hígado en comparación con personas que practican poco ejercicio o hacen vida sedentaria.
En términos generales para conseguir reducir el riesgo de desarrollo de cáncer se recomienda hacer de 150 a 300 minutos a la semana de ejercicio aeróbico (caminar, nadar, bailar, montar en bicicleta, correr, etc.) aunque la cantidad exacta que se necesita para reducir ese riesgo no se conoce.
Efectos relacionados con la mortalidad
Varios estudios han examinado la relación entre la realización de actividad física después del diagnóstico del cáncer de mama, colorectal o de próstata con la mortalidad del mismo. Comprobándose que el riego de mortalidad disminuía entre el 26 y el 69% en los pacientes que hacían ejercicio frente a los que no lo hacían. Por otra parte hay estudios preliminares que sugieren que el ejercicio físico puede mejorar la eficacia del tratamiento aunque esta hipótesis se está comprobando en trabajos más amplios.
En resumen, la práctica de ejercicio físico es beneficiosa para la prevención de diversos tipos de cáncer y también para la supervivencia después del diagnóstico. Además, es importante tratar de evitar la obesidad y el sedentarismo.