El hígado graso se ha convertido en una enfermedad muy frecuente en los últimos años que afecta a un 30 % de la población mundial. Se considera hígado graso (no alcohólico) aquella enfermedad que no está causada por la ingesta de alcohol. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ingesta excesiva de alcohol introduce grasa en el hígado produciendo su destrucción e incluso puede progresar y causar cirrosis hepática. En los últimos años, existen discrepancias en relación a la cantidad de alcohol que puede tomar una persona diagnosticada de hígado graso.
Resultado del estudio
En el Congreso de La Sociedad Americana para el Estudio del Hígado se ha presentado un estudio para determinar la cantidad de alcohol que puede tomar una persona diagnosticada de hígado graso con el fin de no empeorar la enfermedad. En el estudio se incluyeron 7189 pacientes que fueron divididos en grupos en función de la ingesta diaria de alcohol (10 gramos al día de alcohol equivalen aproximadamente a una copa de vino, a una copa de champán o a una cerveza). A uno de los grupos se asignó ingesta de alcohol de hasta 20 gramos y en otro de 30 a 60 gramos. Asimismo, se incluyeron pacientes en otro grupo que no tomaba bebidas alcohólicas. En comparación con los abstemios, aquellos pacientes que tomaban diariamente bebidas alcohólicas, aún en mínimas cantidades, presentaron una enfermedad hepática más agresiva (aumento de fibrosis).
En resumen, la ingesta diaria de alcohol incluso en cantidades mínimas, empeora la enfermedad hepática en pacientes diagnosticados de hígado graso. El doctor Carreño así como los médicos de la Fundación están de acuerdo con los resultados de este estudio y recomiendan a sus pacientes que no beban diariamente alcohol. En cualquier caso, sería conveniente realizar un estudio similar para determinar si la ingesta un día a la semana de una cantidad mínima de alcohol (una copa de vino, una cerveza, etc …) puede ser perjudicial para el hígado graso.


