Por lo tanto hasta que aparezcan nuevos fármacos hay que buscar alternativas terapéuticas para controlar la enfermedad. Hay diversas estrategias para conseguir este objetivo.
Se ha demostrado que las flebotomías (extracción de sangre en cantidad similar a la donación) pueden ser muy eficaces. Con este abordaje hasta el 69% de los pacientes con hepatitis C normalizan las transaminasas, con mejoría en la biopsia hepática y disminución del riesgo de desarrollo de cáncer hígado. También el ácido ursodeoxicólico (un fármaco que disminuye la inflamación del hígado) es útil para el tratamiento de la hepatitis crónica C. En diversos estudios se ha demostrado que este fármaco a dosis de 20-30 mg/Kg de peso y por día mejora los análisis del hígado (transaminasas) y puede disminuir la probabilidad de padecer cáncer de hígado con pocos efectos secundarios. También la vitamina E, administrada por vía oral, puede inducir normalización de transaminasas especialmente si tienen déficit de la misma.
Existen productos naturales procedentes de plantas y frutas (alcachofa, pomelo, arándanos, espirulina) que no son eficaces en el tratamiento de la hepatitis crónica C a pesar de las creencias populares.
Además es importante corregir los trastornos metabólicos que tengan los pacientes con hepatitis C puesto que contribuyen a aumentar la inflamación del hígado. Así, si hay aumento de colesterol, triglicéridos o glucosa se deben tratar con dieta y medicamentos (estatinas, etc.). También es importante cambiar los hábitos de vida. Por ejemplo, la obesidad empeora la hepatitis C y se debe corregir con dieta de adelgazamiento. Por otra parte se debe recomendar la práctica de ejercicio al menos 3 horas por semana puesto que se ha demostrado (incluso sin pérdida de peso) que contribuye a disminuir la inflamación del hígado en la hepatitis C. En relación con los hábitos alimenticios, se ha demostrado que tomar de 2-4 tazas de café (con cafeína) al día ayuda a evitar el avance de la hepatitis C. Finalmente, la ingesta de alcohol y el hábito de fumar están totalmente prohibidos porque empeoran la enfermedad.
En resumen, existen actuaciones eficaces para controlar la hepatitis C en ausencia de fármacos antivíricos.