El tratamiento del hígado graso consiste en dieta, ejercicio y administración de diversos fármacos (ácido ursodeoxicolico, vitamina E, pentoxifilina, etc.).
En relación con la dieta, se ha comprobado que el aceite de oliva puede ejercer un efecto beneficioso. Diversos estudios concluyen que su ingesta puede disminuir de forma significativa el depósito de grasa en hígado. En un trabajo reciente se administró aceite de oliva en la dieta a 32 enfermos con hígado graso durante 12 semanas y se comparó con otros 34 que tomaron aceite de girasol. En aquellos pacientes en los que su dieta incluía aceite de oliva, se observó una disminución de la grasa del hígado y del porcentaje de la grasa corporal superior a los que recibieron aceite de girasol. Otros estudios han demostrado un efecto similar al comparar el aceite de oliva con otros tipos de aceite (como el de soja y cártamo).
Beneficios del aceite de oliva en la dieta
Por otra parte, en otro trabajo se incluyeron 43 pacientes con hígado graso divididos en dos grupos que hicieron dieta hipocalórica con o sin aceite de oliva virgen extrafino (3 cucharadas soperas diarias de aceite junto con la dieta). En los pacientes que tomaron aceite de oliva se produjo una disminución significativa de las transaminasas y del peso (3,45 kg de media) en comparación con los controles.
Además, se ha demostrado que el aceite de oliva puede tener efectos beneficiosos indirectos sobre el sistema vascular (arterias, etc.) puesto que disminuye los niveles del colesterol malo (LDL) sin afectar a los del bueno (HDL).
Comentar también que diversos estudios han sugerido que beber tres cafés diarios puede ser beneficioso para evitar que el hígado graso progrese hacia enfermedades hepáticas más graves (cirrosis hepática).
En resumen, en una dieta para hígado graso se debe incluir tanto la ingesta del aceite de oliva como de café ya que son útiles para el control de esta enfermedad.