Actualmente se están realizando unos 200 proyectos de investigación para desarrollar una vacuna eficaz frente al coronavirus. En primer lugar habrá que comprobar si la vacuna protege al 100% de la población contra la covid-19; incluyendo a los mayores de 65 años. También es importante demostrar si es suficiente con administrar una sola dosis de vacuna o si se necesitan varias (peor opción puesto que entre la primera y la última dosis habría días o meses que se seguiría sin protección).
Además hay que comprobar la tolerancia a la vacuna y el posible desarrollo o no de efectos secundarios y saber tratarlos en caso de aparición. Por otro lado, es imprescindible determinar si la vacuna protege frente a diversas cepas del coronavirus, ya que al ser éste un virus ARN tiene capacidad de mutar (cambiar) y por tanto de escapar al sistema inmunológico e infectar a personas en teoría protegidas.
En este sentido se han publicado varios casos de reinfección en diversos pacientes de distintos países después de una curación aparente. Esto sugiere que la protección individual de las personas (similar o superior a la que se produzca con la vacuna) podría ser insuficiente para garantizar la inmunidad frente al coronavirus.
Otros caminos para vencer a la COVID-19
Entonces, ¿además de desarrollar al máximo las vacunas se podría hacer científicamente algo más para combatir la Covid-19? Sí, mucho más. Lo conseguido con la hepatitis C constituye un ejemplo excelente. Frente a esta enfermedad se han desarrollado fármacos antivirales que curan al 95% o más de las personas infectadas. Sin embargo, a día de hoy no existe una vacuna frente al virus de la hepatitis C, pero el número de pacientes con esta enfermedad ha disminuido drásticamente a nivel mundial.
Características infecciones del coronavirus y virus de la Hepatitis C
Si bien es cierto que el coronavirus y el virus de la hepatitis C tienen características infecciosas y patogénicas distintas, si deberíamos aprender de la experiencia adquirida en el tratamiento de las infecciones víricas. Así, además del desarrollo de vacunas eficaces frente al coronavirus considero que se debería dedicar un esfuerzo científico y económico importante para el desarrollo de fármacos antivirales eficaces frente al coronavirus. Hasta donde conozco, no hay publicaciones en este aspecto salvo el Remdesivir (con beneficios muy limitados) y la dexametasona (que no es un antiviral).
Por todo esto, desde mi experiencia en investigación de tratamientos de los virus de hepatitis B y C, considero esencial que, además de vacunas, el desarrollo de fármacos antivirales frente al coronavirus capaces de eliminar la infección en al menos el 95% de los pacientes. Esto permitiría salvar muchas vidas evitando la fase inicial de multiplicación del coronavirus y se evitaría la fase posterior de proceso inflamatorio con nefastas consecuencias para la supervivencia.