Según las guías sobre el hígado graso escritas por la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés) y publicadas en la revista Hepatology, el eje fundamental del tratamiento de esta enfermedad lo constituye la dieta y la práctica de ejercicio físico.
La importancia de una dieta equilibrada
En relación con la dieta, se deben evitar los alimentos que contengan exceso de calorías, grasas, carbohidratos y las bebidas refrescantes azucaradas. Si el hígado graso está causado por exceso de peso, es imprescindible seguir una dieta para adelgazar (pobre en hidratos de carbono o pobre en grasas, ayuno intermitente,…). En este sentido, la dieta Mediterránea a base de pescado, verduras, aceite de oliva, etc. es útil para el hígado graso y además mejora la salud cardiovascular. La ingesta de café (al menos tres tazas al día), es beneficiosa para el hígado graso, indistintamente del contenido de cafeína.
Por otra parte, el ejercicio físico, independientemente de la pérdida de peso, es importante en el tratamiento del hígado graso. El Dr. Carreño y el equipo de hepatólogos de la Fundación recomiendan la práctica de ejercicios aeróbicos (caminar, nadar, bicicleta..) como mínimo 3 horas por semana.
El problema de la obesidad
En pacientes con obesidad mórbida (Índice de masa corporal > 35 – 40 Kg/m2) es indicado la cirugía bariátrica. Hay diversas técnicas pero todas reducen la capacidad del estómago, lo que limita la ingesta de alimentos y provoca la disminución del apetito. En un estudio con biopsias de hígado seriadas se encontró una importante disminución de la grasa en hígado en el 80% de los pacientes que se sometieron a una cirugía bariátrica a los 5 años de seguimiento.
Fármacos que pueden ayudar
Se ha demostrado que la vitamina E a dosis de 800 UI es eficaz en el tratamiento del hígado graso, con mejoría en la histología hepática y una disminución de los valores de las transaminasas igual o superior al 30% en comparación con las cifras basale. Si hay aumento de colesterol o triglicéridos es necesario normalizarlos utilizando estatinas o fibratos para evitar el depósito de grasa en el hígado.
Existen dos fármacos que se usan para el tratamiento de la diabetes y que parecen eficaces para el hígado graso: liraglutida y semaglutida. Estos fármacos producen una reducción de peso en los pacientes (hasta un 20% respecto al peso basal) y mejoran el hígado graso.
Finalmente, en la experiencia del Dr. Carreño, cuando en el perfil analítico de un paciente con hígado graso predomina el aumento de la gamma.glutamil transpeptidasa (GGTP), el tratamiento con ácido ursodeoxicólico es de gran utilidad.