Por otra parte, la hepatitis crónica por virus B constituye un problema de salud global y aproximadamente hay unos 316 millones de personas infectadas en el mundo, con una prevalencia global del 4%.
Es frecuente que el hígado graso y la hepatitis crónica B coexistan en una misma persona pero se desconoce las posibles consecuencias que sobre la hepatitis B pueda tener la existencia de un hígado graso. En la prestigiosa revista Hepatology se ha publicado un artículo en el que se estudia este hecho.
Se ha comprobado que la aparición de hígado graso en la hepatitis crónica B aumenta el riesgo de cirrosis hepática y se relaciona con una probabilidad más alta de desarrollo de cáncer de hígado.
Es importante saber las causas del hígado graso
Por estas razones es imprescindible que los pacientes con hepatitis crónica B controlen las posibles causas de aparición de hígado graso. Para ello es conveniente que realicen entre 3 y 5 horas de actividad física a la semana y que vigilen el exceso de peso. Además el médico debe corregir las causas metabólicas de desarrollo de hígado graso (niveles elevados de colesterol, glucosa y triglicéridos). Finalmente tampoco se debe descuidar la hepatitis crónica B y si es necesario el hepatólogo debe administrar fármacos antivirales (tenofovir, entecavir). Por último no hay que olvidar que en las dos enfermedades es imprescindible evitar la ingesta de alcohol.
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