En los ensayos de desarrollo de la vacuna frente al coronavirus, no se comunicaron casos de daño hepático agudo. Sin embargo, el número de personas incluidas en estos ensayos era insuficiente como para detectar efectos secundarios raros tras la vacuna. Con la vacunación masiva en todo el mundo frente a la COVID-19, se han descrito casos de lesión hepática aguda (similar a la hepatitis autoinmune), con aumento de los valores analíticos de las enzimas hepáticas.
Para conocer la frecuencia con la que se produce un daño hepático agudo tras la vacunación, se ha realizado un estudio en Hong Kong que se ha publicado en la revista Journal of Hepatology. Incluyeron 2.343.288 personas que fueron vacunadas frente a la COVID-19 con la vacuna de ARN mensajero o con una vacuna de coronavirus inactivado.
Se detectaron 2.473 casos de lesión hepática aguda con la vacuna de ARN mensajero y 2.204 casos entre aquellos que recibieron la vacuna de coronavirus inactivado. Generalmente, la aparición de la enfermedad de hígado se producía unos 20 días después de la vacunación y solo duraba unos 4 días. El 99,2% de los casos evolucionaron favorablemente y se curaron. La incidencia fue de 335 casos por 100.000 personas con la vacuna de ARN mensajero y de 358 con la de coronavirus inactivado.
En resumen, la incidencia de lesión hepática tras la vacunación frente a la COVID-19 es muy baja y la evolución es benigna. El beneficio que se obtiene con la vacunación es abrumadoramente superior al riesgo de aparición de daño hepático agudo.