Durante las vacaciones de verano, al cambiar la rutina de nuestra vida, también se suelen modificar para mal los hábitos alimenticios. Es frecuente saltarse comidas o sustituirlas por tapas, ingerir alimentos muy calóricos o ricos en azúcar (helados) y consumir con más frecuencia bebidas alcohólicas o refrescos azucarados. Todo esto puede provocar un acúmulo de grasa en el hígado que causa inflamación y destrucción de las células hepáticas. Por ello es conveniente no olvidar las medidas que se deben seguir para no dañar el hígado.
- Evitar engordar, disminuyendo la ingesta de grasas y de hidratos de carbono, escogiendo en su lugar ensaladas, verduras, pescado y frutas.
- No tomar bebidas alcohólicas ni refrescos azucarados. Se pueden tomar zumos pero elaborados por nosotros ya que los envasados suelen tener azúcares añadidos.
- Aprovechando que se tiene tiempo libre, hay que realizar durante al menos 30 minutos diarios, alguna actividad física que nos agrade: caminar, montar en bicicleta, nadar, etc.
- Tomar unas 2-3 tazas de café al día pues disminuye el riesgo de sufrir daño en el hígado
Cuidados de la piel en verano
Por último, nuestra piel al exponerse al sol produce sustancias anti-inflamatorias, como el óxido nítrico y la vitamina D. La vitamina D además de ser esencial en la formación de los huesos y en la absorción del calcio, juega un papel protector frente a la inflamación del hígado. Tomar el sol sin protección durante un máximo de 5 minutos al día, es suficiente para que produzcamos los niveles de vitamina D que necesitamos para mantener nuestra salud. Prolongar esa exposición solar sin usar protección no aumenta la producción de vitamina D pero si aumenta el daño que se puede causar en la piel.