Calidad de la alimentación e hígado graso

20 octubre, 2024

La calidad de la alimentación está relacionada con el riesgo de hígado graso. Un estudio muestra cómo una dieta deficiente en nutrientes eleva las probabilidades de desarrollar esta condición.

Aproximadamente el 15% de las personas en Europa y el 13% de las estadounidenses padecen lo que se conoce como “inseguridad alimentaria” (carecen de acceso continuo a suficientes alimentos sanos y nutritivos para tener un crecimiento y desarrollo normal y llevar una vida activa y saludable).  En la inseguridad alimentaria influyen tanto factores económicos (por el precio de los alimentos) como factores sociales. En este sentido se ha observado que, independientemente del factor económico, en los hogares con más ingresos hay una tendencia mayor a consumir comidas saludables mientras que aquellos con un menor nivel económico, tienden a consumir menos vegetales, frutas o alimentos ricos en fibras. Esto suele traer como consecuencia incrementos de los niveles de glucosa y dislipidemia (aumento de triglicéridos y colesterol) que son factores de riesgo de desarrollo de hígado graso

En la revista BioMed Central Research Notes se ha publicado un trabajo que estudiaba la posible asociación entre la inseguridad alimentaria y el hígado graso. Se incluyeron 275 sujetos en los que se determinó la presencia o ausencia de hígado graso y a los que se les interrogó exhaustivamente sobre su nivel de seguridad alimentaria en los últimos 12 meses. Se les preguntaba sobre su posible preocupación en cuanto a conseguir alimentos, la calidad, cantidad y variedad de los mismos y si habían pasado hambre. Encontraron que la prevalencia de hígado graso y la obesidad era significativamente mayor entre los sujetos que sufrían inseguridad alimentaria frente a los que no la sufrían. También se encontró que factores sociodemográficos como la vejez, el género masculino y el estado civil se asociaban a un mayor riesgo de hígado graso.

En resumen, el estudio confirma la importancia de realizar una alimentación de calidad (consumo de vegetales y frutas), frente al consumo de productos con alto contenido en grasas y azúcares, para evitar el desarrollo de hígado graso.

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