Antes de la exploración, el paciente deberá ayunar al menos seis horas para evitar el meteorismo, que deteriora la calidad de la prueba, y para lograr un relleno adecuado de la vesícula biliar, imprescindible para estudiarla correctamente.
Se empieza con el paciente tumbado boca arriba (decúbito supino), con la parte baja del tórax y la mitad superior del abdomen al descubierto. Se aplica un gel para la correcta transmisión del ultrasonido. No existe un orden determinado para la exploración de los órganos, el que se describe a continuación podría ser uno de ellos.
El hígado, la víscera maciza de mayor tamaño, se localiza bajo el hemidiafragma derecho y está protegido por las últimas costillas derechas. Se extiende hacia la izquierda, hasta la línea media del abdomen y una pequeña parte está bajo el corazón. Se solicita al paciente que llene el pecho de aire y lo mantenga brevemente en su interior. Esta maniobra baja el diafragma y, en consecuencia, el hígado se hace más accesible a la exploración subcostal. Aun así, no siempre es posible ver todo el hígado bajo las costillas, siendo necesario recurrir al estudio por vía intercostal. Además de gran parte del parénquima hepático, se identifican también otras estructuras, como conductos biliares, vena porta, vesícula biliar y, ya fuera del hígado, el riñón derecho localizado por debajo del lóbulo hepático derecho.
A continuación se indica al paciente que se ponga sobre su lado izquierdo (decúbito lateral izquierdo) para cambiar la visualización del hígado, que al estar ahora en la zona alta del abdomen “cuelga” hacia la línea media y se hace más visible por debajo de las costillas. Esta posición también es adecuada para el diagnóstico de posibles cálculos vesiculares (colelitiasis).
De nuevo en decúbito supino, se intenta estudiar el páncreas, que se sitúa en la línea media del abdomen. Así como el hígado es visible en la práctica totalidad de los pacientes, no sucede lo mismo con este pequeño órgano situado en el retroperitoneo, por delante de la aorta, detrás del estómago y rodeado por el duodeno y primeras asas intestinales. En bastantes pacientes, esta ubicación causa que el aire adyacente impida la visualización del mismo, a pesar de que el paciente esté en ayunas.
Estructuras vasculares arteriales y venosas, como tronco celíaco, arteria mesentérica superior, eje venoso esplenoportal, la confluencia venosa esplenomesentérica, la vena cava inferior y la arteria aorta, también pueden ser visibles en esta zona media del abdomen.
Por último, se explora el bazo, localizado en el lado opuesto al hígado, bajo el hemidiafragma izquierdo. De menor tamaño que el hígado, con frecuencia requiere el estudio por vía intercostal. Por debajo del bazo está el riñón izquierdo, que es fácilmente visible tanto en decúbito supino como en decúbito lateral derecho.
Durante toda la exploración se realizan múltiples “cortes” (longitudinales, transversales y oblicuos) para visualizar la totalidad de los órganos y corroborar su normalidad o hallazgos patológicos.
La exploración ecográfica del abdomen superior es en teoría una técnica “sencilla”, pero los resultados obtenidos dependen y están en relación directa con los conocimientos, destreza y experiencia del médico que la realiza.
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