Hepatitis Autoinmune: enfermedad de difícil diagnóstico y tratamiento

21 octubre, 2018

La frecuencia de hepatitis autoinmune está aumentando en los últimos años. Su correcto diagnóstico y tratamiento es fundamental para evitar la progresión del daño en el hígado

La hepatitis autoinmune es una enfermedad que se produce porque las defensas del paciente atacan al hígado, lo que provoca inflamación y destrucción y si no se trata, puede terminar en cirrosis hepática y cáncer de hígado. Hace años era una enfermedad muy poco frecuente aunque ahora esto esta cambiando. Así, en el año 2000 aproximadamente la padecían 11 de cada 100.000 personas y actualmente son 25 de cada 100.000. Existen tres formas de presentación con la siguiente frecuencia: 27 % aguda, 30% crónica y 43 % asintomática. En la forma aguda se nota cansancio, falta de apetito, ictericia (coloración amarilla de la conjuntiva y la piel), etc. Sin embargo las otras dos formas de hepatitis autoinmune no suele haber síntomas aunque los análisis están alterados.

En el 90% de las hepatitis autoinmune el diagnóstico se puede establecer por análisis: los pacientes pueden resultar positivos a autoanticuerpos o tener la cuantificación de inmunoglubulinas elevada. Sin embargo, el mayor problema diagnóstico lo constituyen el 10% de los casos que son negativos a estos análisis. En estos pacientes, el diagnóstico se establece excluyendo otras causas de enfermedad hepática (virus A, B, C, D, E, hepatotoxicidad por fármacos, enfermedad del Wilson, etc.) Es muy importante la experiencia del médico que atiende al paciente para establecer al diagnóstico y es conveniente confirmarlo realizando una biopsia hepática.

 

 

Tratamiento de la hepatitis autoinmune

El tratamiento de la hepatitis autoinmune consiste en la administración de cortisona sola o combinada con otro fármaco (azatioprina). Sin embargo, la cortisona puede producir con frecuencia efectos secundarios (incremento de peso, hipertensión arterial, diabetes, etc).

En nuestra clínica para evitar esa toxicidad, en lugar de utilizar la cortisona clásica comenzamos el tratamiento con budesonida (forma moderna de cortisona que va directamente al hígado y así la posibilidad de toxicidad es mucho menor).

Finalmente es importante destacar que la hepatitis autoinmune no tiene que ser una enfermedad de duración indefinida ya que después de algunos años de tratamiento se puede suspender el mismo con posibilidades de curación definitiva

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